Elena tenía una vida cómoda y plena y por todo ello se sentía satisfecha; es hija única y tiene su propia familia, está casada con dos hijos.
Desde hacía un tiempo se daba cuenta que su madre se olvidaba de muchas cosas; fue al médico de cabecera y no le dio importancia porque decía que la pérdida de memoria de su madre se debía a su edad avanzada, pero ella veía que su madre iba perdiendo facultades poco a poco: no se acordaba de una receta de cocina que antes hacía a la perfección, se dejaba la compra en la tienda, etc.
Elena estaba cada día más preocupada y siempre que podía llamaba por teléfono a su madre para ver cómo estaba. Finalmente consiguió que el médico de cabecera le hiciera un volante para llevarla al neurólogo y sucedió lo que ella se temía, le diagnosticaron la enfermedad de Alzheimer. Poco a poco su madre fue perdiendo facultades; Elena intentaba controlarla, pero era bastante complicado ya que su madre vivía sola y, al principio, no quería tener en su casa ninguna persona que la ayudara, ya que se sentía capaz para tomar sus propias decisiones, aunque no fueran las adecuadas la mayoría de las veces.
Para Elena esta situación supuso un gran reto ya que su vida personal dio un gran vuelco, estaba muy preocupada por su madre y a pesar que hacía todo lo posible por ayudarla sentía que no era suficiente. Su madre fue perdiendo facultades poco a poco y pasó por todas las fases de la enfermedad, y para ella fue muy difícil aceptarlo ya que el desafío era cada vez más grande, se sentía impotente y además le costaba aceptar cada nueva etapa, ya que su madre, a menudo, se comportaba de manera agresiva e incoherente. Era como un círculo cerrado, Elena se sentía desbordada, impotente i estresada y su madre cada vez se comportaba peor.
Llegó un momento que tuvo que enfrentarse a la nueva realidad y decidió hacer un trabajo personal que la llevó a seguir los siguientes pasos y, a la vez, iba proporcionando recursos a su madre para que la pudieran ayudar en cada etapa, los cuales su madre iba aceptando cada vez más a medida que iba perdiendo facultades.
- Elena aprendió a aceptar la nueva situación.
Se dio cuenta que hasta entonces no la había aceptado, y esta actitud la había llevado a sentirse cada vez más preocupada y nerviosa y estos sentimientos en lugar de acercarla a su madre la separaban más de ella, a pesar de que de manera aparente estaba cerca de ella y la ayudaba en todo lo que podía.
Cuando aceptó de verdad la nueva situación, poco a poco se fue sintiendo más ligera y se fue tranquilizando; esta nueva actitud comportó que cada vez se sentía más cerca de su madre y ya no le afectaban tanto sus reacciones porqué las observaba sin involucrarse y comprendía y valoraba las diferentes actitudes y sus comentarios a pesar de que no tenían mucho sentido.
Este cambio de enfoque lo percibió su madre que también comenzó a estar más tranquila y relajada y con su actitud expresaba que se sentía más segura, posiblemente era porque inconscientemente se sintió aceptada y valorada.
Elena empezó a sentirse cada vez mejor y fue aceptando con ternura las reacciones de su madre, la cual cada vez se comportaba más como una niña
- Aprendió a querer a su madre
A quererla tal como era, sin expectativas y de esta manera sintió que cada vez el sentimiento de amor hacia ella era más profundo y auténtico y que la relación entre ellas era mejor.
Podríamos decir que Elena empezó a querer a su madre de manera incondicional, sin juzgar sus reacciones ni esperar nada a cambio; esta manera de sentir a su madre hizo que la relación entre ellas era cada vez más buena y satisfactoria.
Elena visitaba a su madre siempre que podía y como ya tenía personas profesionales que se ocupaban de ella, porque su madre poco a poco las fue aceptando, cuando ella estaba con su madre era para disfrutarla: jugaban, cantaban canciones que la madre iba recordando, paseaban y se querían mucho y cuando la madre ya no podía comer sola, cuando Elena podía le daba la comida. Llegó un momento que la madre no sabía quién era Elena, pero a esta no le molestaba y la seguía queriendo de manera pura y auténtica.
Este cambio de actitud de Elena hizo que la relación entre ambas fuera cada día mejor. Para Elena ya no era un esfuerzo ocuparse de su madre sino una gran satisfacción que le llenaba el corazón y su madre, a pesar que muchas veces no la reconocía, era muy feliz cuando Elena estaba con ella. Elena acabó reconociendo que ocuparse de su madre durante su enfermedad fue un regalo que le proporcionó la vida, porque la ayudó a abrirse totalmente al amor de su corazón, el cual hasta ahora lo había tenido un poco cerrado y rehízo los lazos más auténticos y puros con ella.
Cuando su madre murió sintió el dolor de la pérdida de un ser querido y, a la vez, sintió en su interior la paz y la alegría que le proporcionó haberse ocupado de su madre cada vez más por placer que por obligación.
Foto de Omer Salom en Unsplash
20 de agosto de 2022