Cuando mi madre estaba en la residencia había una señora que también sufría la enfermedad de Alzheimer y comía en su misma mesa, se llamaba Mercedes y su hija, que era hija única, la visitaba a menudo. Mercedes era simpática y estaba tranquila y sonriente cuando sus cuidadoras le hablaban amorosamente y la acariciaban.
Su hija estaba siempre triste al ver a su madre y no le exteriorizaba el amor que sentía por ella, sino al contrario le mostraba su tristeza e incluso en alguna ocasión lloraba delante de ella. Mercedes cuando estaba con su hija se ponía muy triste y poco comunicativa; era un círculo vicioso: la hija estaba triste y transmitía su estado emocional a Mercedes y las dos, al estar juntas, expresaban tristeza.
La comunicación con la persona enferma de Alzheimer es muy importante ya que según como sea, la persona enferma reaccionará de una forma u otra.
Nos podemos comunicar verbalmente y el tono, la intensidad, la calidez o la frialdad de nuestra voz hará que ella reaccione de una manera determinada. La persona enferma es muy sensible y capta las emociones con más intensidad que las personas sanas y por ello, a su manera, entiende el mensaje que le damos detrás de las palabras que expresamos: amor, indiferencia, rencor, dolor, tristeza etc. ya que ella recibe la energía de lo que hay detrás de lo que decimos.
Es importante que le expresemos nuestro amor tocándola, acariciándola y besándola. como hice con mi amiga de la foto que como podéis ver reaccionó complacida con una ligera sonrisa, en cambio, cuando llegué se mostraba seria e indiferente a lo que ocurría a su alrededor. Besarla, tocarla y acariciarla fue la manera más efectiva de comunicarme con ella.
Lo mismo pasa con el lenguaje corporal. La persona enferma también expresa mucho con su cuerpo, yo poco a poco, aprendí a observar a mi madre, ya que llegó un momento que no hablaba. Recuerdo un día que estábamos paseando por la terraza y ella estaba muy contenta y de pronto sentí que me tiraba del brazo hacia otra dirección, me dejé llevar por ella y fuimos a un espacio donde solo cabía ella; me dejé fluir con lo que ella me expresaba con su cuerpo y se introdujo dentro del minúsculo espacio, yo me quedé atrás esperando a ver qué quería hacer; ella estaba muy contenta contemplando el paisaje que se divisaba desde aquel espacio tan pequeño y tan íntimo, al cabo de un rato salió de allí y muy contenta me cogió de la mano para dirigirme a otro lugar de la terraza donde se veía una vista espléndida; ella miraba el paisaje con una expresión en su rostro de satisfacción, autoestima y seguridad. En este momento me di cuenta que ella estaba satisfecha porque le había respetado sus deseos los cuales expresaba con su cuerpo y había podido hacer lo que le gustaba.
La mirada es otra manera de comunicarnos entre las personas, ya que expresa mucho de la persona. Se dice que “los ojos son el espejo del alma” y es verdad, ya que pueden expresar una sonrisa, tener un brillo especial, una calidez, frialdad o indiferencia. Durante el tiempo da la pandemia que hemos pasado desde el año 2020 hasta hace poco en que todos teníamos que llevar puesta la mascarilla, me fijaba mucho en la mirada de las personas y me di cuenta que incluso llevando la cara tapada podía percibir si una persona sonreía, si estaba seria o distante, etc.
Por último, la expresión del rostro es también fundamental. El semblante de una persona lo dice todo de ella, puede expresar amor, calidez, dulzura, rigidez, enfado etc.
Para concluir quiero decir que es muy importante nuestra actitud interna cuando nos comunicamos con las personas, especialmente cuando estas sufren de Alzheimer u otras demencias porque su grado de sensibilidad al percibir sensaciones es mucho mayor y es por ello que la persona enferma captará enseguida nuestro estado de ánimo y lo que realmente le transmitimos.
Como he dicho en otras ocasiones la memoria del amor es la que nunca olvidan las personas enfermas de Alzheimer u otras demencias la cual les beneficia y les permite tener un estado de ánimo más elevado. Siempre recordaré una tarde que, como cada día, iba a visitar a mi madre; me dirigí a ella muy efusivamente, la abracé y besé, como hacía siempre, y ella me preguntó: “¿eres aquella que me quiere mucho?”, ella no sabía quién era yo, pero le llegaba el amor que sentía por ella a través de la expresión de mi cara, mis besos y abrazos.
Os animo a que no os cortéis y cuando visitéis a vuestro ser querido, expreséis libremente vuestro amor y os mostréis muy afectuosos con él, de esta manera esta persona se sentirá más feliz. Seguro que el afecto que le dais os lo devolverá con creces, de la manera que esta persona puede hacerlo: con su mirada, rostro, expresión corporal o con abrazos y besos.
20 de noviembre de 2022