La abuela María tiene la enfermedad del Alzheimer. A medida que la dolencia avanza cada vez su comportamiento es más infantil y cuando llega a esta etapa de la infancia vive bien su situación actual porque se siente bien tratada y querida y es por ello que sus reacciones acostumbran a ser inocentes y divertidas; siempre actúa desde el momento presente y deleita a las personas de su entorno con sus reacciones, la mayoría fuera de tono casi siempre con buen humor y algunas veces con un enfado que le dura poco; pero en general acostumbran a ser reacciones muy simpáticas.
¡Quién nos lo hubiera dicho tiempo atrás ¡
Porque la abuela María cuando estaba bien, aunque a nivel social se comportaba de manera muy simpática y generosa, ayudando a quién lo necesitaba, con su familia se comportaba como una mujer seria, buena organizadora de su hogar, responsable, un poco rígida y que no disfrutaba mucho de la vida porque estaba demasiado preocupada por todo y mostraba su parte más triste y resentida con las personas de su entorno cercano y a la vez estaba muy pendiente de tener el comportamiento correcto ante la sociedad, por lo cual guardaba las formas con el fin de “quedar bien”.
Cuando María todavía caminaba y vivía en su casa, iba al Centro de Día y cuando ya salía acompañada de su hija Lourdes, llamaba al timbre de las dos vecinas con las que tenía mejor relación y les decía muy contenta “me despido porque me voy al colegio”. Disfrutaba mucho estar en el Centro de Día porque la trataban muy bien y conseguían que se sintiera importante dándole pequeñas tareas que le encantaba realizar, o haciendo talleres de algún tipo, como pintar telas de seda que después regalaba a su hija.
Ahora que María ya vive en la residencia y todavía habla y razona más o menos bien, hace poco le ha dicho a su hija Lourdes: “a fuera pasan cosas, pero a mí no me interesa ninguna de ellas, me gusta estar aquí porque es mi casa”. Su hija cuando ha oído esto se ha puesto muy contenta, ya que se ha dado cuenta que su madre ahora es feliz.
María está contenta en la residencia porque la tratan bien y sus familiares y amigos la visitan a menudo, la cuidan y la quieren. Su hija la visita casi cada día y pasa muy buenos ratos con ella.
Lourdes juega con ella a juegos que se pueden hacer con las manos, ya que tiene la movilidad reducida; son juegos que María jugaba con ella cuando era muy pequeña. A medida que van jugando María recuerda el juego y sigue lo que le dice Lourdes con mucha alegría, que expresa muy abiertamente con una cara radiante y una expresión preciosa. Cuando acaba el juego María no habla, pero la expresión corporal de sus manos y su rostro dicen que quiere continuar jugando.
Cuando es la hora de comer, ella no es capaz de comer sola y la tienen que ayudar, su hija Lourdes siempre que puede le da de comer. Algunos días que María está muy inquieta empieza a hablar y da órdenes ininteligibles e incoherentes a su hija y no quiere que le dé la comida; entonces introduce su mano en el plato, juega con la sopa y la desparrama a su alrededor, por lo que Lourdes se tiene que poner seria y decirle con mucho cariño: “esto no se hace María”, finalmente ha podido darle la comida y María no se ha resistido, sino que ha obedecido y ha estado tranquila y dispuesta a comer.
María es inestable y cambia a menudo de humor, ahora quiere una cosa, y al momento siguiente quiere otra, afortunadamente su hija Lourdes la sabe llevar, ninguna de sus reacciones la altera, no se toma ninguna de sus salidas como personales. Esta actitud hace que tengan una relación muy fluida. Por ejemplo, Lourdes cuando va a visitarla después de abrazarla y besuquearla le pregunta si quiere ir a pasear a la terraza con la silla de ruedas y a veces María con una expresión de enfado le dice que no y un momento después Lourdes le vuelve a preguntar y esta vez le dice que si muy contenta; entonces suben a la terraza y cuando llegan, Lourdes empieza a conducir la silla de ruedas con una cierta velocidad, mira a María y ve que está contenta y emocionada, entonces le pregunta: “ María, te gusta la velocidad ” y ella contesta con una cara radiante: “si, si”
Cuando en las fiestas de la residencia María escucha a alguien que canta una canción de su época que la reconoce y le gusta, la escucha con mucha atención y su rostro expresa una gran satisfacción, no canta pero muy sonriente va moviendo la cabeza al ritmo de la música.
A menudo le apetece hablar y da a su hija una larga explicación, se trata de una charla incoherente, que no tiene ni pies ni cabeza, pero el tono en el que habla parece que lo que dice sea real. Entonces Lourdes la observa atentamente como si lo entendiera y cuando acaba la charla le dice: “si María, tienes toda la razón, tu sabes mucho y todo lo haces muy bien”. María la escucha satisfecha y su actitud demuestra que corrobora lo que dice su hija. En este momento le ha aumentado la autoestima a María, porque se siente comprendida y valorada.
Así acostumbra a comportarse una persona enferma de Alzheimer cuando emocionalmente está bien, ya que vive y disfruta el momento presente desde una sentimiento puro, inocente e infantil, porque ella conscientemente no recuerda el pasado y no le interesa el futuro.
Para los que estamos sanos, siento que María es una maestra y nos da una gran lección; ya que a los adultos sanos nos cuesta vivir el momento presente y disfrutarlo plenamente, porque nuestra mente se va con facilidad al pasado o al futuro y María, con su actitud, nos enseña a estar enfocados en el aquí y ahora.
Para María es también una gran oportunidad para poder vivir sus últimos años de su vida desde su percepción inocente, infantil y pura, disfrutando de cada momento, ya que de esta manera ella podrá marchar de este mundo feliz y mucho más limpia de emociones y recuerdos que ahora no le sirven para nada.
Te quiero María, no cambies y muchas gracias por esta gran lección.
Foto de Ainara Oto en Unsplash
Así es la enfermedad del Alzheimer se convierten en niño . A mi esposo le ocurre ya llevamos 6 años con ésta enfermedad 😥
Hola Nancy,
Si, se vuelven como niños y desde este estado nos inspiran muchas emociones como ternura, amor, compasión y vivir en el presente.
Un fuerte abrazo, aquí estoy para lo que necesites.
Carme