Un gran científico como fue el doctor japonés Masaru Emoto hizo experimentos con el agua muy interesantes. Incorporó al agua palabras y música con el fin de investigar como afectan a su estructura molecular.
Preparó diversos contenedores con agua destilada y los etiquetó:
- Unos con las palabras: amor, gratitud, odio, miedo etc.
- Otros con la sinfonía de Mozart, Imagine de John Lennon, Heavy metal, etc.
Dejó los contenedores en una habitación a temperatura constante durante algunos días y después congeló el agua y observó los cristales de hielo con un microscopio y los resultados fueron sorprendentes ya que del agua que le habían impregnado con palabras y melodías positivas salían unos cristales con unes formas geométricas bellísimas y armónicas y del agua que le habían expresado palabras y melodías negativas se formaban figures irregulares, desordenadas y feas.
Este experimento nos demuestra la gran capacidad que tiene el agua de incorporar a su estructura la energía positiva o negativa que le comunicamos mediante las palabras y sonidos, por lo que deduzco que cuando nos bañamos o bebemos esta agua, nuestro cuerpo recibe estas vibraciones y esto nos puede afectar a nuestro estado de ánimo, ya que nuestro cuerpo está formado por un setenta y dos por ciento de agua.
Cada vez me siento más unida al agua; cuido mucho el agua que tomo, la purifico con un aparato de osmosis inversa. Después la pongo al sol en botellas de cristal de color azul zafiro sin taparlas para que se volatilicen sus impurezas y le doy las gracias por todo lo que me aporta y también le digo que la quiero sintiéndolo profundamente. Después de estar una hora o más al sol la lleno de hidrogeno con una máquina especial que nos aporta muchos beneficios y a continuación de cada tres cuartos de litro de agua le añado un cuarto de litro de agua de mar que nos aporta muchos minerales y ya esta lista para beber. De esta manera consigo un agua de mucha calidad la cual beneficia a mi organismo.
Cuando voy a la playa me encanta contemplar el mar y el ir y venir de las olas . Me gusta perderme mirando el horizonte y le digo al agua del mar que la quiero y que la bendigo. También me gusta bañarme y zambullirme en ella con los ojos abiertos ya que siento que todo mi cuerpo y mis ojos quedan limpios y con esta sensación salgo del agua totalmente renovada. Me gusta pasear por la playa descalza al lado del agua en silencio disfrutando de la suavidad de la arena que voy pisando, del agua y del sol. De esta manera tengo una sensación muy agradable y de mucha paz y vuelvo a casa llena de energía y optimismo.
Me gusta mucho cuando voy a la montaña y encuentro una fuente activa en la que el agua sale directamente del fondo de la tierra. Poder beber esta agua es un placer ya que está buenísima y me resulta muy gratificante saborearla porque está llena de vida y con todos los nutrientes de la madre tierra. También me gusta quitarme las botas de caminar y remojarme los pies en algún riachuelo que encuentro durante el camino y caminar descalza.
¡Es un placer!
Como conclusión debo decir que, como decía mi madre, el agua es vida y yo añado que la debemos tratar bien, quererla y enviarle buenas vibraciones para que la naturaleza, y el cuerpo humano puedan disfrutar de ella plenamente.

20 de marzo de 2025
