El amor a la persona enferma por parte de familiares y profesionales cuidadores es la base principal para que el enfermo disfrute de una buena calidad de vida y se sienta contento y feliz.
La fuerza de esta emoción la pude experimentar cuando cuidé de mi madre durante diecisiete años, que padecía la enfermedad de Alzheimer. Por eso escribí los dos libros: “Te quiero hasta el cielo” donde relato mi experiencia de cuidar de mi madre y “Catorce comentarios sobre la enfermedad de Alzheimer y otras demencias” que se trata de una guía para los cuidadores.
El estado interno de la persona cuidadora es clave para que el enfermo disfrute de un buen o mal estado emocional.
La persona cuidadora debe saber encontrar momentos para ella, para que pueda descansar y para realizar actividades que le gusten y la motiven, de esta manera cuando esté con el enfermo se sentirá llena de energía, buen humor y optimismo y el enfermo se impregnará de esta aroma tan beneficiosa, Hay un dicho popular que dice “no puedes dar lo que no tienes”.
Algunas de las emociones de la persona cuidadora
Cuando la persona enferma es diagnosticada, los familiares cuidadores pasan por algunas de estos estados de ánimo:
⦁ Desorientación, ya que no saben cómo afrontar la nueva situación.
⦁ Inseguridad, cuando tienen que tomar decisiones sobre los pasos que deben seguir.
⦁ Inquietud, por algunas de las reacciones de la persona enferma.
⦁ Enfado, lo cual hace que se enojen en algunos momentos ante las reacciones de la persona enferma. Es una situación muy humana porque se cansan de las actitudes incoherentes del enfermo y/o la repetición de una misma frase todo el tiempo.
⦁ Culpa por haberse enfadado con él.
Hay situaciones emocionales y prácticas que influyen en el estado de ánimo de los familiares cuidadores que les impiden ocuparse plenamente, como son las dos que cito a continuación:
⦁ Historias familiares complicadas que provocan que el cuidador sienta algún resentimiento con el enfermo, porque existe alguna circunstancia no resuelta entre ellos. En este caso, es muy importante sanar la situación para que la relación entre enfermo y cuidador sea buena; si el cuidador es capaz de hacerlo, se dejará de sentir víctima ya que podrá elaborar todo lo que pasó.
La persona cuidadora, es muy importante que se perdone de todo corazón a ella misma y después perdone a la persona enferma con la que tuvo el problema. De esta manera el cuidador se sentirá liberado de la mochila que llevaba y podrá amar a la persona enferma de verdad, es entonces cuando la nueva situación es sanadora y gratificante para ambos, quienes empezarán a disfrutar de la relación y a ser más felices.
⦁ Los familiares, no tienen el tiempo que quisieran para ocuparse del enfermo, en este caso, se pueden dar dos situaciones diferentes:
1- Tienen poco tiempo y el poco tiempo que le dedican es por obligación, y lo hacen con un sentimiento de resignación y piensan que para ellos el enfermo es una carga. Este sentimiento interno provoca que, aunque el cuidador le ponga muy buena cara al enfermo, éste percibe el estado interno del mismo y no se siente bien.
2- Otra actitud es la de los que también tienen poco tiempo, pero quieren al enfermo y el poco tiempo que le dedican está lleno de amor y dedicación. En este segundo caso el enfermo se siente muy feliz, y esta energía amorosa le satisface totalmente, ya que no cuenta tanto el tiempo que se le dedica sino la calidad del tiempo dedicado.
Como conclusión quiero decir que si el familiar cuidador desea que el enfermo no sólo disfrute del bienestar material de su entorno, sino que sea feliz, es muy importante que le ofrezca todo su amor genuino, puesto que los enfermos con demencia nunca pierden la memoria del amor, el cual para ellos es un sentimiento fresco y vivo que les beneficia y al mismo tiempo la persona cuidadora se sentirá contenta y satisfecha de haber hecho lo mejor por el enfermo, de modo que ambas partes saldrán beneficiadas.
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