Saltar al contenido

La mirada de los enfermos de Alzheimer

  • por

Se dice que “la mirada es el espejo del alma” y es verdad, una mirada lo dice todo de la persona, puede expresar muchas coses: miedo, desorientación, felicidad, indiferencia, sinceridad, ilusión, tristeza etc. Como se dice en esta frase: “La sonrisa que sale del corazón se muestra a través de la mirada” –en línea 13 de julio 2023–.

Mi madre, antes de empezar a que se le manifestara la enfermedad de Alzheimer era una mujer muy vital, tenía una voz potente, acogedora y atractiva que respiraba optimismo y simpatía; también tenía una mirada muy viva y expresiva, lo cual hacía que conectara enseguida con las persones con las que se comunicaba.

La enfermedad, que se le iba manifestando poco a poco, hacía que esta vivacidad que ella expresaba de manera natural con la mirada iba disminuyendo. Los que la queríamos, al principio, no éramos muy conscientes de ello porque este deterioro era muy lento. A medida que la enfermedad avanzaba, cada vez era más evidente que la Quimeta, así se llamaba mi madre, iba perdiendo facultades, de manera que su tono de voz ya no era tan vibrante y su mirada tenía un tono apagado e inexpresivo.

Esta es otra pérdida progresiva que experimentan estos enfermos, y esta falta de expresión en la mirada se va acentuando lentamente a medida que empiezan a no reconocer a las persones más cercanas, como son los familiares, amigos y cuidadores.

La primera vez que observé a mi madre y me di cuenta que su mirada ya no era la suya, me di cuenta que había bajado su nivel de comunicación; era como si su alma ya hubiera perdido la capacidad de vibrar y emocionarse visualmente ante las personas que la rodeaban.

Cuando fui consciente de la situación, me invadió un velo de tristeza, pero muy pronto acepté la nueva situación y me sobrepuse para poder ofrecerle lo mejor de mí misma, porque comprendí que yo soy la persona sana que estaba allí para ayudarla y estimularla, mostrándole mi amor incondicional y si era capaz de hacerlo así, sentía que mi madre sería feliz y se motivaría para poder dar lo mejor de sí misma.

Con esta actitud conseguí que mi madre fuera feliz y que fuera capaz de vibrar, sonreír abiertamente y emocionarse cuando llegaba cada día a la residencia hablándole con mucha alegría, mientras la besaba y la abrazaba; era precioso ver su reacción. Su mirada seguía estando apagada, pero con mi actitud conseguía estimularla. Un día, al llegar a la residencia, la saludé efusivamente, ella me miró y me dijo: “¿eres aquella que me quiere mucho?” y yo muy emocionada le contesté “si, Quimeta”. Ella ya no recordaba que era su hija, pero si recordaba que la quería mucho.

Como he comentado otras veces, los enfermos de Alzheimer nunca pierden la memoria del amor, es por ello que es tan importante estimularlos con el afecto sincero y genuino.

Como conclusión quiero decirles, que aunque su cerebro se va deteriorando lentamente, las persones que estamos cerca de ellos y los queremos podemos conseguir motivarlos para que sean más felices, a pesar de que su mirada y su cerebro no tengan la brillantez que tenían cuando estaban bien.

20 de octubre de 2023

Please follow and like us:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Follow by Email
Facebook
LinkedIn
Instagram
es_ESEspañol
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad